sexo, cervezas y algunas otras cosas

8.21.2005

Heridas de amor.

Anoche volví a acostarme con castel. Hoy, diez años después de conocerle, tengo el corazón roto y la autoestima por los suelos. Nunca me quisó. He tardado 11 años en comprenderlo. En asumir que todo lo que decía, era cierto. Por más que yo me empeñara en buscar sentimientos escondidos bajo sus palabras más bien frías, sus palabras le salían del corazón.

Y ahora me siento como si hubiera tirado los últimos once años de mi vida por la taza del váter. Nada de lo que he sembrado ha servido. Nada. Puede que, a la larga, tenga todo un significado. Puede que este amor sin sentido haya servido para forjar una personalidad estupenda y para ayudar a mis amigas, a las que tanto taladro con mis historias. Pero… no ha servido para más.

Como se arranca el hierro de la herida, su amor de las entrañas me arranqué… Es mentira. No pude nunca arrancarme su amor, y él.. él no me quiso nunca. Anoche me lo dijo. Está claro que me tiene cariño, que en un cierto sentido de la palabra, me quiso, y que de algún modo me quiere. Bueno, es eso de que has compartido muchas cosas buenas y guardas cariño a la gente con la que lo has compartido. Pero nada más.

En el fondo tampoco sé por qué me chino tanto. Yo tampoco estoy enamorada de él. Lo que le tengo es ese mismo cariño. Y sin embargo… me siento tan utilizada. La certeza de que nunca me ha querido se ha instalado en mi cabeza y esa ya nunca saldrá de ahí.

Supongo que todo en la vida tiene una justificación, pero no entiendo por qué tiene que pasarme esto. Se me está helando el corazón.