sexo, cervezas y algunas otras cosas

12.07.2006

Manos

Es curioso todo lo que dicen de nosotros nuestras manos y cómo nos descubren muchas veces sin que nosotros quisieramos permitírselo.

En mis años de voyeur, he visto miles de manos.

Manos limpias de uñas cortas, a veces mordidas, a veces francesas, manos finas, suaves, de quien se las cuida porque sabe que sus manos firmarán convenios, acariciarán a los hijos, cocinaran el alimento de toda la familia, seducirán a ese chico que intenta resistirse...

Manos que trabajan el campo, el torno o los animales. Manos ensangrentadas y encallecidas. Manos sucias y sinceras... honradas o no.

Manos que sostienen cigarros... y a veces pipas. Y a veces, nerviosas, juguetean con el móvil esperando esa llamada. Manos que aporrean teclas, y de vez en cuando, se ejercitan con un obturador. Manos que se recrean en su propio movimiento, y manos a veces que no se pueden mover.

Manos que de pronto dejan entrever una sorprendente ternura, una delicadeza o una habilidad en personas que, por su fisonomía, nos habían engañado. Manos que no engañan en el cariño.

Cuando te coja la mano, será para demostrarte que te quiero, que te necesito, que me gustas tal como eres, que te voy a dar parte de mi vida y te voy a ayudar, que necesito que me ayudes, que no te quedes atrás. Cuando te pida que me cojas la mano, por favor, no dudes. Aprieta fuerte.