Si Paula levantara la cabeza...

Este fin de semana he conocido a tres princesas.
Una era Marta, la más jóven, la más real, la de las arterias frágiles y el corazón fuerte. Con apenas dieciocho años, lúcida, brillante, hogareña y rebelde. Marta, te va a ir todo estupendamente. No pierdas esa serenidad.
La otra es Paula y tiene su misma edad. A veces muy dura, otras divertida pero sobre todo alguien con los pies en la tierra. Noble con los que la tratan bien y mala, despiadada, con los que la hieren. Es nuestra mejor amiga, la mejor aliada, la que le sonreirá a la muerte, la que desafiará al viento y la que nunca entenderé por qué no le hacemos caso si en el fondo sabemos que Paula tiene razón. Paula no nos enseña a ser malas; solo a conseguir que nos traten bien.
La última, la más perfecta, la más bella, preciosa, divertida y feliz, y aunque culpable a veces de provocar una pasión desmedida, sexy y explosiva a más no poder. A esa, la he visto de perfil. Estaba todo el tiempo en los ojos de ese príncipe que no la consigue atrapar.
Este finde Verónica y yo nos hemos vuelto a reecontrar con muchas cosas del pasado y aprendido que a veces, cuando menos te lo esperas, encuentras un toro enamorado de la luna, que la luna prefiere a su gitano y que lo de Pretty Woman era solo una peli, aunque a veces esas cosas pasan también en la vida real...