Diferentes e iguales
El post de Sebas me ha inspirado. Inspirado como hacía mucho que no lo estaba. Puede que por aquello que siempre me decía mi tía que los piscis nos entendemos, o puede que me haya sacado puntual, eso que ya llevaba unos meses removiéndose por mi cabeza.
Pienso que constantemente hablamos del tema otorgándole una importancia que no es real. Es cierto que hay diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres. El tema de la reproducción nos condiciona desde que sólo éramos genes y eso, aunque solo fuera eso, ya es bastante para marcar diferencias.
Y sin embargo, no son diferencias más allá de las que puedan tener un perro con una perra o un león y una leona: diferentes las técnicas de seducción, diferentes los roles en el apareamiento y en la manutención de los cachorros, diferentes las constituciones físicas,... Diferentes pero iguales. En el fondo ambos sexos persiguen un mismo objetivo: la perpetuación de la especie. El resto, es tiempo libre.
Y presupongo que es a ese tiempo libre, a la forma de relacionarnos cuando no se trata extrictamente de temas de procreación a lo que nosotros nos referimos cuando, con tonillo desgastado y algo maleado decimos que... "tod@s sois iguales".
En aquel capítulo que vimos juntas de "Sexo en Nueva York", Carrie se preguntaba si las mujeres podían hacer lo mismo que los tíos: echar un polvo y levantarse y pirarse como si tal cosa.
- ¿podemos?
- Ella podía
Jajajaja.... Está claro que nosotras también podemos! Pero creo que es una cuestión de educación. No de buena ni mala educación, sino de diferentes entornos, y de arquetipos en los que nosotros mismos nos encuadramos, buscando, a lo mejor de forma inconsciente, la seguridad de un patrón de conducta que nos garantice el éxito en una relación interpersonal en la que no sabemos muy bien por dónde caminamos.
Y, eso sí es cierto, la mayoría de esos patrones, se parecen. Por mucho que una sea bakala, o una interesante e independiente profesional, todos tenemos miedos e inseguridades que se reducen más o menos cuando nos comportamos de acuerdo a lo que los demás nos aconsejan, lo que leímos, lo que "nos parece que es lo correcto".... Es decir, conforme a un patrón.
Y eso también vale para los chicos
Pero hay un sitio común a ambos. Un sitio en el que no existe el miedo, donde ya no tienen cabida ni las palabras ni el pensamiento, no hay tiempo, ni memoria, sino solo deseo, piel ardiente buscando otra piel, puro y básico, esencia: solo sexo.
El sexo, antiguo como el mundo, diferente cada vez, es lo que nos diferencia, y sin embargo, es donde más nos parecemos. En ese momento, el corazón late con la misma velocidad y uno cae rendido en la cama, exhausto, nada más terminar, con una sonrisa de satisfacción escapando de los labios.
En fin, diferentes pero iguales
Pienso que constantemente hablamos del tema otorgándole una importancia que no es real. Es cierto que hay diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres. El tema de la reproducción nos condiciona desde que sólo éramos genes y eso, aunque solo fuera eso, ya es bastante para marcar diferencias.
Y sin embargo, no son diferencias más allá de las que puedan tener un perro con una perra o un león y una leona: diferentes las técnicas de seducción, diferentes los roles en el apareamiento y en la manutención de los cachorros, diferentes las constituciones físicas,... Diferentes pero iguales. En el fondo ambos sexos persiguen un mismo objetivo: la perpetuación de la especie. El resto, es tiempo libre.
Y presupongo que es a ese tiempo libre, a la forma de relacionarnos cuando no se trata extrictamente de temas de procreación a lo que nosotros nos referimos cuando, con tonillo desgastado y algo maleado decimos que... "tod@s sois iguales".
En aquel capítulo que vimos juntas de "Sexo en Nueva York", Carrie se preguntaba si las mujeres podían hacer lo mismo que los tíos: echar un polvo y levantarse y pirarse como si tal cosa.
- ¿podemos?
- Ella podía
Jajajaja.... Está claro que nosotras también podemos! Pero creo que es una cuestión de educación. No de buena ni mala educación, sino de diferentes entornos, y de arquetipos en los que nosotros mismos nos encuadramos, buscando, a lo mejor de forma inconsciente, la seguridad de un patrón de conducta que nos garantice el éxito en una relación interpersonal en la que no sabemos muy bien por dónde caminamos.
Y, eso sí es cierto, la mayoría de esos patrones, se parecen. Por mucho que una sea bakala, o una interesante e independiente profesional, todos tenemos miedos e inseguridades que se reducen más o menos cuando nos comportamos de acuerdo a lo que los demás nos aconsejan, lo que leímos, lo que "nos parece que es lo correcto".... Es decir, conforme a un patrón.
Y eso también vale para los chicos
Pero hay un sitio común a ambos. Un sitio en el que no existe el miedo, donde ya no tienen cabida ni las palabras ni el pensamiento, no hay tiempo, ni memoria, sino solo deseo, piel ardiente buscando otra piel, puro y básico, esencia: solo sexo.
El sexo, antiguo como el mundo, diferente cada vez, es lo que nos diferencia, y sin embargo, es donde más nos parecemos. En ese momento, el corazón late con la misma velocidad y uno cae rendido en la cama, exhausto, nada más terminar, con una sonrisa de satisfacción escapando de los labios.
En fin, diferentes pero iguales