sexo, cervezas y algunas otras cosas

9.30.2006

vértigo!!

Cuando cumplí los dieciocho años, y mis tíos me enseñaron a jugar a la ruleta francesa, ya conocía a José Luis. Por aquella época ya había apostado también por él.

Es curioso como una reunión, después de diez años, te trae a la cabeza viejas anécdotas, una brisa al corazón y sin haberlos convocado, los resultados de aquellas apuestas que uno hace de jóven, sin más criterio que un sentimiento, una percepción, una visión....

Me pareció terriblemente curioso que fuera él mismo quién me dijera que Castel había sido para él una apuesta: mezcla de loco y de genio; que siempre apostó por él y que ahora tenía serias dudas si no se habría equivocado por completo. Pero claro, qué te voy a contar a ti!! jajajaja.... siempre he tenido la sensación de que mi frente y la mita de mi cerebro eran transparentes para sus ojos.

Para mi, él siempre ha sido el más romántico de los sabios, aquél que aplicó la sinergia al amor y vistió de ternura y blanco los fríos procesos industriales. Ella no era la más guapa, ni la más simpática, ni siquiera la más lista... pero el conjunto superaba con mucho la suma de cada una de sus partes. Era Bárbara, y jamás entendió la suerte que tenía de que alguien la amara así.

Ayer me dijo que sentía vértigo!! Que ella, una que ya no es Bárbara pero que es tan afortunada como ella o más, era quién decidía, quien le desordenaba, la que movía su vida y hacía de él lo que quería, una que le arrastraba a su camino, la que le hacía vivir con vértigo. Y sin embargo, era mortal. Tenía, como todos, defectos, malos días, miedos, y alguna que otra manía insoportable.

Siempre he pensado que a las personas hay que quererlas como son y a quien amas, amarlo no pese a sus debilidades, sino poniendo ternura y comprensión en todas y cada una de ellas. Mirar a la persona que tienes a tu lado y deborarla como si fuera el último día que pasará en el planeta. Vivir con vértigo cada día y no convertirte en el técnico de la montaña rusa para subirte gratis porque corres el riesgo de dejar de disfrutar de lo que más amabas.

9.19.2006

Hagan sus apuestas

No sé muy bien cómo se establecen las diferencias entre las golfillas perpetuas y las solteronas (supongo que depende del tamaño de la falda que lleves) pero mi vecina era una solterona de manual: pelo rebelde, piel ajada y ropa de hace una década. Jamás pensó nadie que ya fuera a tener un novio, pero el caso es que... lo tuvo y aunque no fuera muy guapo, y sí un poco golfo, y peinara canas y algo de tripilla, los domingos por la tarde compraban hamburguesas y seguro que luego echaban un polvete antes de dormir. Una de esas historias de premio de consolación que Ismael Serrano podría haber atrapado en azul:


Bebían y se amaban, o eso parecía,
discutían a veces, a veces sonreían
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es difícil y extraño en estos tiempoooosss...

Debían llevar juntos tres o cuatro años compartiendo su historia con el vecindario y cuando por fin la vida era lo que se suponía que debía ser, él se murió. Los vecinos, testigos y complices de esta historia, estuvimos hace un par de semanas acompañándola en su funeral.

"Tenía fe, aún cuando dije: ¡qué desgraciado soy!"

A veces los sermones del cura hablan de ti de una forma tan descarada... Tenía razón aquél cura. Desde siempre, yo tuve fe. Aunque siempre he pensado que tener fe, es una forma de apostar y ser tozudo.

De pequeña, cuando mis padres querían pasar el fin de semana solos me dejaban con mis tíos que eran mayores y no tenían hijos. Y mis tíos, que también les iba el cachondeo, y sobre todo el Casino, me llevaban con ellos. Decía Machado que su infancia eran recuerdos de un patio de Sevilla. La mía transcurrió ante un bar de barrio, excursiones al campo y el Casino de Torrelodones. A mis tíos les gustaba apostar y creo que eso me lo transmitieron a base de corretear a la luz de arañas de cristal.


Hagan sus apuestas!! No va más!!


Esas expresiones están en mi mente, interiorizadas, como parte de la estructura del pensamiento. Siempre pensé que era testaruda, pero lo que soy es una jugadora en potencia.
Recuerdo que fue allí donde celebré mi mayoría de edad, que aposté con mis tíos y que gané mis primeras 10.000 pelillas.

Por aquel entonces ya conocía a Verónica, a Álvaro, y a Castel. Ya había decidido que serían importantes en mi vida, que serían una partida que iba a ganar. Cuando la partida pinta mal, puedes retirarte o puedes doblar la apuesta. El que juega por dinero, se retira. El verdadero jugador, dobla lo que hay sobre la mesa. Me ha pasado después con más personas, con trabajos, con situaciones: conoces a gente y sabes que serán premio gordo, pero que hay que invertir en ellos tiempo y esfuerzo. Y mucha fe.

Hay veces en la vida que las cosas te vienen dadas y otras en las que aparecen adversidades solo para ver qué clase de jugador eres. Yo, soy de las que dobla la apuesta. De las que, aún cuando parece que pierdes, tiene fe en que al final ganará. Quizá por eso, este verano he aprendido que lo más divertido de la vida, es vivir: apostar y ganar.